El Dominico Blanco, una de las grandes novelas de Gustav Meyrink (1868-1932), es también una de sus obras más vinculadas al esoterismo y el ocultismo. El libro nos ubica en la ciudad de Wasserburg, Bavaria, un sitio rodeado de colinas y por el río lnn; y describe la evolución de un héroe, quien, guiado por diferentes figuras místicas, entre las que se encuentra el pálido espectro de un dominico y el espíritu de su amada, huye de los materialismos en busca de lo trascendental.
El Dominico Blanco posee un fuerte simbolismo esotérico; pero, a pesar de su hermetismo, la novela puede seguirse sin mayores problemas. Su núcleo puede resumirse como una búsqueda de la trascendencia y de verdadera individualidad, la cual no tiene nada que ver con el aislamiento o el cultivo del yo, sino con una amplitud hacia el universo y sus extraños caprichos.
En esta extraña obra se desarrolla el viaje espiritual de un joven, cuya particularidad es la invisibilidad, quien es adoptado por el barón Von Jocher. Este vínculo expande para el joven una realidad poblada de misterios, de enigmas, en las fronteras del sueño.